El Tarot es un libro de
sabiduría, un medio de conocimiento, una estructura de imágenes cambiantes, que
nos permite por su propia simbología y su idiosincrasia comenzar a observar
hechos, fenómenos y cosas dentro de nosotros y en nuestro entorno que no podríamos
haberlas supuesto sino por su intermedio. En este sentido es también un libro
mágico, en cuanto posee en potencia el poder transformador que permitirá a
nuestros conceptos e imágenes mentales el ir sublimando su contenido, ampliando
así el campo de la conciencia. En este sentido, es análogo al I Ching, y a
otros oráculos tradicionales como los calendarios mesoamericanos y de otras
culturas pues no sólo puede ser utilizado como instrumento de predicción,
agregándole un interés existencial y vivo al que juegue con él a distintos
niveles, sino que además se presenta como una síntesis de la doctrina y
enseñanzas de la Tradición Hermética, la Cábala Cristiana, la Alquimia y la
Tradición Unánime y Filosofía Perenne en sus aspectos cosmogónicos, teúrgicos e
iniciáticos, es decir, la Gnosis Universal.
El Arte del Tarot no es sino la
lectura del Libro de la Vida y la actualización permanente de la fuerza del
símbolo y el rito, la que actuará constantemente en nosotros, la mayor parte de
las veces de modo subliminal o inconsciente, en el interior del individuo, a
medida que éste reitere las distintas jugadas y aun las tiradas con preguntas
meramente predictivas, puesto que de cualquier manera que sea, ésta es la forma
en que entramos en comunicación con un agente mágico, considerado como
transformador de imágenes, conceptos, e incluso conductas.
El Tarot es un libro escrito con
imágenes y símbolos, cuyas láminas se van articulando entre sí, constituyendo
un código. Es el origen de todos los juegos de naipes, aunque su sentido
esotérico no se conserve en forma pública. Su nacimiento, se dice, se remonta
al antiguo Egipto, (aunque no hay nada que lo demuestre) y él constituye una
manera de transmitir los símbolos secretos y sagrados de los iniciados
herméticos, cuyo mayor auge se logra en la alta Edad Media y a principios del
Renacimiento.
Este instrumento de conocimiento
ha sido diseñado especialmente por los alquimistas, filósofos y magos de la
Tradición Hermética (rayo de la Tradición Unánime, condensado por los filósofos
alejandrinos y expresado en el Corpus Hermeticum, atribuido a Hermes
Trismegisto), no sólo para despertar imágenes y visiones, sino para explicar
también la cosmología; igualmente es un conocido y eficaz vehículo predictivo y
sobre todo un iniciador en secretos y misterios, los que, sabemos, se
encuentran también en nosotros mismos y en nuestro entorno. Aprender a jugarcon el Tarot es ir promoviendo situaciones y descifrando enigmas, enriqueciendo
nuestra vida y universalizándonos. Con su uso aparentemente inocente, pues por
su sencillez no necesita de una gran capacidad intelectual para ser manejado,
afina la percepción y sensibiliza la psique, permitiéndonos ver más allá de lo
simplemente fenoménico. Trabajando con el Tarot, investigando sobre sus
estructuras internas y los diversos simbolismos que polifacéticamente destella,
pondremos a funcionar mecanismos de nuestra mente que nos servirán como
despertadores para ir tejiendo relaciones y asomándonos a un mundo asombroso.
(fuente: http://franciscobenages.wordpress.com/)
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