El Universo está compuesto por átomos. Lo más maravilloso e increíble
del átomo es el hecho de que algo tan sólido y aparentemente estático como una
roca esté íntegramente formado por partículas en continua vibración. Según como
se combinen entre si producirán distintos tipos de energía vibrante, que se
organizan en ritmos y ciclos.
Estamos inmersos en un mundo de energías que se manifiestan ante nosotros de
diferentes modos. Esa energía emite diferentes vibraciones. Nuestros receptores
pueden decodificar algunas en colores, sonidos, gustos, calor, frió, aromas…. Y
hay otras que nos atraviesan de todas formas, influyéndonos.
La naturaleza tiende a vibrar en armonía (o a buscarla si es que por
alguna circunstancia se perdió) desde sus conformaciones más pequeñas e
invisibles a nuestros ojos, hasta lo más grande, como el sistema cósmico e
interplanetario, también invisible a nuestros ojos, a simple vista, por lo
inconmensurable.
Desde tiempos remotos, el hombre trato de explicar este orden armónico
del universo. Observo cómo todo se da en ritmos y ciclos, que se repiten en un
orden consecutivo y dinámico. Ciclos que involucran el funcionamiento de cada
partícula del cosmos.
En el ser humano observamos el ritmo cardiaco, el de la respiración, el
digestivo, el del sueño y vigilia. O más amplio, las etapas de nacimiento,
crecimiento, madurez, vejez, muerte. Las divisiones que el hombre le dio al
tiempo, desde segundo, minuto, hora, día, semana, mes, año, siglo. Las
estaciones del año, etc…
Observó cómo en la Naturaleza , en el crecimiento de las plantas, en
el movimiento de los astros, se daban estos ciclos y les llamo de
"Proporción áurea". Llego a la conclusión de que somos todos
similares, aunque también somos individuos. Somos proporcionados en nuestras
medidas y formas. Que esa relación armónica tiene que ver con nuestra
vida.
Luego, desde cada disciplina sistemática se dio una explicación y
comprobación de ella. En Matemáticas, Fibonacci, explico el crecimiento en la
naturaleza en relación armónica a través de la siguiente secuencia numérica
1-1-3-5-8-13-21-…. (cada numero de la serie es la suma de los dos anteriores). Desde
la Geometría se lo explico con el Rectángulo mágico, desde donde nace la forma
perfecta de la elipse. En Arquitectura, los griegos construyeron todos sus
edificios y monumentos tomando en cuenta estas proporciones, ya que basaban su
filosofía en la armonía del hombre con todo su entorno. Pitágoras creo la
escala musical teniendo en cuenta esta proporción aurea por lo que se explica
cómo es que el sonido y el fenómeno musical influyen en el hombre y son
ampliamente terapéuticos.
El sonido es una parte integral de nuestras vidas. Desde
antes de nacer el ser humano ya está rodeado de sonido: los latidos cardiacos
de la madre, los de su respiración, y una primera experiencia amortiguada del
mundo exterior. Vivimos en un mundo de sonidos. Sonidos que se oyen y otros que
no. Sonidos musicales y caóticos. Sonidos familiares y extraños. Sonidos
agradables y sonidos inquietantes. Sonidos que destrozan y sonidos que curan.
El sonido se genera como un movimiento vibratorio de partículas y de
objetos. Las vibraciones que producen el sonido, representan una energía que se
encuentra en toda la naturaleza, no solo en nosotros y en nuestro mundo, sino
mucho más allá, en las regiones de los satélites, las estrellas y el universo. A
escala cósmica, el sonido es una fuerza universal e invisible, capaz de
producir cambios profundos a muchos niveles (físico, emocional, espiritual)
Si tomamos al cuerpo humano desde cada célula, tejido, órgano, hueso y
la cantidad de líquido que lo conforma, y si sabemos que todo ello es vibración
constante … cuando todo vibra en armonía podemos compararlo musicalmente con
una sinfonía. Algo que suena agradable. Que está compuesto por estructuras
distintas, con tempos distintos… pero que son parte de un todo. Pero este
estado de armonía no es estático, sino totalmente dinámico e influenciable por
el mundo interno (emociones, pensamientos, salud física) y externo (las
vibraciones del resto de lo que lo rodea).
El sonido de los Cuencos Tibetanos está en concordancia con
la Proporción áurea. Están afinados según la escala Pitagórica.El sonido de los
Cuencos Tibetanos y sus armónicos sirven para equilibrar los planos físico,
mental y emocional. Sus sonidos son puros, intensos y guardan un misterio
particular capaz de transportar, a quien los escucha, a una experiencia difícil
de explicar con palabras. Una experiencia para transitar y disfrutar con todo
el cuerpo.Actúan despejando la mente, destrabando bloqueos emocionales. Facilita,
a la persona que los vivencia, encontrar un estado de relajación profunda.
Poder desprenderse durante ese momento de los problemas cotidianos y con ayuda
de ejercicios de respiración y con el sonido de los cuencos, tener la
oportunidad de conectarse consigo. Es comparable a "hacer silencio"
en cuanto a que éste sería un silencio de lo cotidiano para escuchar los
propios sonidos y sensaciones.
"Dejar un espacio para que estos puedan aparecer"
Además del BAÑO SONORO (escucha de los sonidos de los Cuencos), hay
otra modalidad terapéutica en el empleo de los cuencos, es el MASAJE SONORO o
masaje vibracional. Es una técnica de armonización natural que actúa sobre los
planos físico, emocional, mental y espiritual.
Los tonos de los cuencos crean un balance energético y sincronizan los
hemisferios cerebrales, produciendo un centramiento. Los sonidos y vibraciones
tienen la propiedad de modificar las ondas cerebrales favoreciendo los estados
de relajación y meditación. El sonido nos afecta por el principio de
resonancia, por el que una vibración más intensa y armónica, contagia a otra
más débil o disarmónica.El masaje sonoro implica hacer sonar el cuenco muy
cerca del cuerpo, o bien apoyarlo sobre este, para que llegue tanto el sonido
como la vibración.
El sonido de los cuencos y la Música ayudan
en
- · Rápido logro de una relajación profunda
- · Suave masaje y armonización celular
- · Alivio del estrés y la ansiedad.
- · Mejora de la concentración.
- · Mejora de la creatividad.
- · Mejora de la visión (física, mental y espiritual).
- · Equilibrio de los hemisferios cerebrales.
- · Restablecimiento del equilibrio del sistema endocrino mediante la vibración de la hipófisis o pituitaria.
- · Fortalecimiento del sistema inmunitario.
- · Alivio de la sinusitis y los dolores de cabeza.
- · Estímulo de la actividad de las ondas alfa o meditación profunda.
- · Aumento de la energía por medio de la estimulación del líquido cefalorraquídeo (posiblemente la forma física de la energía kundalini).
- · Equilibrio y limpieza de los chakras y del aura (y los órganos y glándulas correspondientes).
- · Limpieza del entorno.
- · Fácil acceso a la intuición y a la conciencia superiores.
Bibliografía
consultada:
- "El libro de la Terapia de Sonido" Olivea Dewhurst - Maddock
- "Apuntes del Curso de Terapeuta de Sonido" dictado por Albert Rabenstei
- "El libro de la Terapia de Sonido" Olivea Dewhurst - Maddock
- "Apuntes del Curso de Terapeuta de Sonido" dictado por Albert Rabenstei
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